lunes, 22 de junio de 2009

Pan de molde y humus







Me piden que actualice así que voy a hacer una bajada rápida de las recetas que vimos en estas últimas dos clases (además se las prometí a Alex, que mientras yo anoto tooodo se encarga de lavar los platos, así que aquí va la gentileza de vuelta!).

La tercera clase también se la dedicamos a los cereales. Hicimos pan, humus (puré de garbanzos), babaganush (pasta de berenjenas) y mujamarra (pasta de morrones y nuez).

Pero antes de meter las manos en la masa (literalmente) degustamos un té verde de Kuei-Jua que nos acercó la sommelier y barwoman Paola Tambellini, quien está a punto de lanzar su propia línea de tés llamada “Amarté”. ¡Congratulations Pao!

Las manos en la masa

Arrancamos entonces con el pan de molde. En este caso decidimos hacerlo sin utilizar masa madre de tal manera que todos pudiéramos repetir la receta en casa. Pero si alguien quiere intentar armar su propia masa madre la proporción es 750 g de harina por cada 250 a 300 cc de agua. Hay que lograr una masa tersa y liviana. Luego colocar en un bol, tapar con una bolsa o film y dejarlo fuera de la heladera. Se deja más o menos tres días. Después de usarla (una parte) hay que volver a alimentarla con harina y agua. Y así sucesivamente hasta la eternidad. (¿Sabían que en Inglaterra hay masas madres de cien años de antigüedad?, el dato lo pasó Ivana.)

Para levar el pan usamos el método polish. Entonces vamos a necesitar para un pan, un kilo de harina 000 y 50 gramos de levadura en pasta. (Si usáramos masa madre la proporción sería 150 g de masa madre y 35 g de levadura.) Entonces ponemos 300 g de harina en un bol, agregamos la levadura y un chorro de agua (fría o caliente, no importa). Mezclamos hasta que se haga un engrudo. Tapamos con un repasador y dejamos leudar. Eso que se formó es el polish.

Al resto de la harina le agregamos más o menos 20 g de sal, la ponemos sobre la mesada y armamos una corona. Luego vamos agregando 500 cc de agua tibia y comenzamos a amasar. Ojo, que durante el amasado hay que lavarse mucho las manos, si nos ensuciamos no debemos largar esos restitos que se nos forman sobre la masa porque son imposibles de unir de vuelta, simplemente lavarse y volver a amasar. La técnica de amasar es así: estiro hasta romper la masa, la vuelvo a unir, giro un cuarto y vuelvo a romper. Así, sin parar y con mucho amor. Se puede llorar un poquito mientras uno amasa, o escuchar un disco de Sabina.

Una vez que ya está ponemos en otro bol, tapamos y lo dejamos por ahí cerca.

Una vez que el polish levó, integramos las dos cosas. ¿Cómo? Volvemos a amasar todo de nuevo. Amasamos, amasamos y amasamos hasta que la masa al estirarla se parta como en hebras. Ahí tapamos y dejamos levar otra vez. Luego le damos forma y la colocamos en el molde previamente recubierto de aceite de oliva. Dejamos levar un poquito más y entonces sí, llevamos a horno entre 200 y 220 grados de temperatura durante 30 a 35 minutos. ¿Lo ideal? Que el horno tenga convección para que el pan salga más esponjoso. Cuando la crosta está bien dorada lo sacamos y le damos unos golpecitos. Si suena hueco como un tambor, está listo. Si no, ¡falta!.

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